Si quieres pasar, ven... siéntate a mi lado y contemplemos el mar

24 marzo, 2006

Amar el pasado...


...) Por la espesura de bayas y las islas de juncos, como a través de un mundo que sólo fuera cielo, oh firmamento invertido, la barca de nuestro amor se deslizaba. Radiantes como el día eran tus ojos, radiante la corriente fluía y era radiante el alto cielo. Días de abril, aires del Edén... Cuando murió la gloria en el dorado crepúsculo, brillante ascendió la luna, y llenos de flores al hogar regresamos. Radiantes fueron tus ojos esa noche, habíamos vivido, oh amor... Oh amor mío, habíamos amado.
Ahora el hielo aprisiona nuestro río, con su blancura cubre la nieve nuestra isla, y junto a la lumbre invernal Joan y Darby dormitan y sueñan. Sin embargo, en el sueño, fluye el río y la barca del amor aún se desliza... Escucha el sonido del remo al cortar sus aguas.
Y en las tardes de invierno cuando la fantasía sueña en el crepitar de la chimenea, en sus oídos de viejos enamorados el río de su amor canta en los juncos.
Oh amor mío, ama el pasado, pues en algún día fuimos felices y algún día nos amamos. (...

Algún día nos amamos - Robert Louis Stevenson


Escucha... suena para tí


23 marzo, 2006

Paulatina quietud...


...) Más que de anochecer, el cielo se diría propio de uno de esos diciembres del norte, cuando el día amanece para dar apenas paso al crepúsculo, a la larga noche.
La brisa se había calmado paulatinamente, como paulatinamente se pierden los rojos y oros de las hojas en el curso del otoño y se despojan las ramas. Esas ramas grises en las que la brisa suena más limpia y fluida, inmóviles casi a su paso las afiladas puntas. Unas puntas que se hincharán al filo del invierno para irse abriendo al tibio sol de la tarde cuando el invierno se llame primavera; según los campos adquieran una pátina color caramelo y un plumón amarillo y rosa los árboles. Brotes que reventarán en pegajosos carmines y dorados, si carmines y doradas fueron las hojas caídas. Carmín donde hubo carmín y dorado donde hubo dorado; efímera recuperación de las tonalidades perdidas, vigentes tan sólo hasta que prevalezcan los verdes, hasta que los verdes se sumen a los verdes y terminen por imponerse en la espesa fronda. Ese entramado que forman las copas de los árboles al integrarse las unas en las otras. La fronda que la brisa infla y matiza al caer la tarde, soplo vivo lo que fue silbido yerto cuando era invierno y la misma brisa de la tarde sonaba en las ramas desnudas. Una brisa que se irá aquietando según oscurezca, de abajo a arriba, de las raíces a las hojas y por orden de tamaño, empezando por los arbustos y acabando por los árboles, vides, avellanos, laureles, robles, hayas, tilos y, por último, los altos álamos.
Una paulatina quietud, una paulatina oscuridad, un paulatino silencio que los pájaros harán definitivo al callarse de súbito. (...

Antagonía - Luis Goytisolo



Escucha... suena para tí

20 marzo, 2006

Date prisa en volver...


...) Pienso en que hace dos meses discurríamos aún gravemente, vagabundeando a orillas del Marne, sobre la redención del mundo por la ciencia, por el arte, ¡Por no sé que más! ¡Oh no es que me ría, ten la seguridad! El arte conserva un puesto de honor en mi espíritu, aún le pido entusiasmos, consuelos y precisiones; en cuanto a la ciencia, le voy a consagrar mi vida; pero sin retórica.(...

...)No me falta, sin embargo, valor. ¡Al contrario! Porque amigo mío, en mi corazón se ha producido una gran revolución. Hace quince días estaba completamente desesperado. Y, ahora, todo ha cambiado. ¿Cómo? No podría explicarlo. ¡Quiero vivir! ¡Quiero vivir para mí! ¡Quiero amar! ¡Gozar de la belleza del mundo! Quiero salvarme yo sólo. En fin, tengo todo un programa que comprende tres partes esenciales.La primera concierne al amor; la segunda a la libertad; la tercera, a la gloria. Te lo explicaré todo cuando vuelvas. Se me ha vuelto a apagar el fuego. El petróleo mengua en el quinqué. No quiero comenzar un siglo, el siglo maestro, con una mecha que humea, y cenizas frías en mi primer hogar. Date prisa a volver a mis brazos.(...

A la vista de la tierra prometida - Georges Duhamel



Escucha... suena para tí

16 marzo, 2006

Acuérdate de mi...


...) Si yo tus alas invisibles veo, te llevo dentro del alma, estás conmigo. Tu sombra soy y donde vas te sigo, de tus huellas en pos. Y en vano intentas que mi nombre olvides, nacieron nuestros almas enlazadas y en el mismo crisol purificadas por la mano de Dios.
Tu eres la misma cual otros días, suspéndanse tus lazos de mi cuello; veo tu rostro apasionado y bello mirarme y sonreir. Aspiro de tus labios el aliento como el perfume de claveles rojos, y brilla siempre en tus azules ojos mi sol, mi porvenir.
Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido, mi nombre está en la atmósfera, en la brisa y ocultos a través de tu sonrisa lágrimas de dolor. Pues mi recuerdo tu memoria asalta, y a pesar tuyo por mi amor suspiras, y hasta el ambiente mismo que respiras te repite ¡mi amor!
¡Oh! Cuando vea en la desierta playa, con mi tristeza y mi dolor a solas el vaiven incesante de las olas me acordaré de ti; cuando veas un ave solitaria cruzar el espacio en moribundo vuelo, buscando un nido entre el mar y el cielo... acuérdate de mi. (...)


Acuérdate de mi - Carlos Augusto Salaverry


Escucha... suena para tí


14 marzo, 2006

Siempre despidiéndose...


...) Hay que decir adiós a quien siempre se despidió, porque se pasó la vida despidiéndose. Nunca lo hizo de un modo sentimental, apenas dolorosamente; se despedía siempre con la exactitud de un cronista que atrapa el pasado, porque quiere la realidad presente, el germen del futuro. Esta búsqueda del tiempo perdido que ha sido siempre una parte esencial del escritor: arrebatar al olvido lo que nos pertenece, atrapar otra vez el vértigo de lo que hemos vivido, mirar hacia el pasado invisible para hacerlo transparente.(...)

Adiós a Musil - Hermann Broch


Escucha... suena para tí

12 marzo, 2006

Acariciando hojas...


(...) Fuí al sendero y pasé la mano por las hojas que tú habías tocado. Me llevé una mágica impresión al descubrir lo diferentes que eran de las que no habías rozado. Había un fulgor, una especie de combustión en mis dedos, al pasarlos por el borde de aquellas hojas húmedas. (...)

Amor perdurable - Ian McEwan


Escucha... suena para tí


09 marzo, 2006

Preparar el corazón...


(...) El principito volvió al día siguiente...
Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la feliçidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón... (...)

Le petit prince - Antoine de Saint-Exupéry



Escucha... suena para tí


04 marzo, 2006

Ese no sé qué...


Ni por gracia y hermosura
yo nunca me perderé.
Sino por un no sé qué...
que se halla por ventura.

Elogio del encuentro - Juan de la Cruz


Escucha... suena para tí

02 marzo, 2006

Dos pequeñas olas...


Demonios y maravillas.
Vientos y mareas...
A lo lejos ya el mar se ha retirado
y tú...
Como un alga dulcemente acariciada por el viento,
en las arenas del viento te agitas entre sueños...
Demonios y maravillas.
Vientos y mareas...
A lo lejos ya el mar se ha retirado,
pero en tus ojos entreabiertos
han quedado dos pequeñas olas...
Demonios y maravillas.
Vientos y mareas...
Dos pequeñas olas... para ahogarme.

Jacques Prévert



Escucha... suena para tí
.