Si quieres pasar, ven... siéntate a mi lado y contemplemos el mar

02 mayo, 2006

Tras fundirse las nieves...


...) Los rayos del sol naciente bañaron las cimas del Tauro, los picos nevados se tiñeron de rosa y centellearon cual joyas en el valle sumido aún en la sombra. Luego el manto luciente comenzó a extenderse lentamente sobre las crestas y las laderas de la gran cadena montañosa despertando la vida adormecida de los bosques.
Las estrellas palidecieron.
El halcón fue el primero en planear en las alturas para saludar al sol, y sus agudos chillidos resonaron en las paredes de roca y en los barrancos, en los ásperos despeñaderos entre los que corría espumante el Korsotes, crecido tras fundirse las nieves.(...

El Imperio de los dragones - Valerio Massimo Manfredi


Escucha... suena para tí

30 abril, 2006

Campanas sumergidas...


...) En la playa, al Este de la aldea existe una isla, con un gigantesco templo lleno de campanas -dijo la mujer-. El niño reparó que ella vestía ropas extrañas y llevaba un velo cubriendo sus cabellos. Nunca la había visto antes. (...)
Seducido por la belleza de la mujer, el niño fué hasta el lugar indicado. Se sentó en la arena y contempló el horizonte, pero no veía nada diferente de lo que acostumbraba a ver... el cielo azul y el océano.
(...) Hace mucho tiempo -le dijo un viejo pescador- hubo un terremoto y la isla se hundió en el mar... aún escuchamos las campanas de su templo, cuando el mar las agita desde el fondo.

El niño regresó a la playa e intentó oir las campanas. Pasó la tarde entera allí, pero sólo consiguió oir el ruido de las olas y los gritos de las gaviotas. Estaba contento y -en la forma en que sólo un niño sabe hacerlo- agradeció el estar vivo. Estaba seguro de que no había perdido su tiempo, pues había aprendido a contemplar y a reverenciar a la Naturaleza.
Entonces, porque escuchaba el mar, las gaviotas, el viento en las hojas de las palmeras y las voces de sus amigos jugando, oyó la primera campana.
Y después otra. Y otra más, hasta que todas las campanas del templo sumergido tocaron para su alegría.

Años después, siendo ya un hombre regresó a la aldea y a la playa de su infancia... tal vez todo aquello había sido fruto de su imaginación y jamás había escuchado las campanas sumergidas, aún así resolvió pasear un poco para oir el ruido del viento y el canto de las gaviotas.
Cúal no sería su sorpresa al ver sentada en la arena a la mujer que le había hablado de la isla con su templo.
¿Qué hace usted aquí? -preguntó-.
Esperar por tí -respondió ella-.
Ya era de noche cuando ella acabó de hablar. Los dos se quedaron mirando a la luna que nacía.
Ella se levantó y dijo:
Adiós. Tú sabías que las campanas del fondo del mar no eran una leyenda; pero sólo fuiste capaz de escucharlas cuando percibiste que el viento, las gaviotas, el rumor de las hojas de palmera, todo aquello formaba parte del tañido de las campanas...
¿Quien eres? -preguntó-.
Pero la mujer se alejaba, caminando sobre las olas, en dirección hacia la luna naciente.(...

El guerrero de la luz - Paulo Coelho


Escucha... suena para tí

28 abril, 2006

Hubiera sido pasión...


...) No fue pasión aquello, fue una ternura vaga... La que inspiran los niños enfermizos, los tiempos idos y las noches pálidas.
El espíritu sólo al conmoverse canta: cuando el amor lo agita poderoso tiembla, medita, se recoge y calla.
Pasión hubiera sido, en verdad; estas páginas en otro tiempo más feliz escritas, no tuvieran estrofas sino lágrimas.(...


Al oído del lector - José Asunción Silva


Escucha... suena para tí

25 abril, 2006

dioses...


...) ¿Crees en la existencia de algún tipo de dios? pues no sabría explicartelo... Déjame pensar. A ver. No reconozco otro templo que un árbol, o el mar; otro lugar sagrado que mi cuerpo, y otro paraíso que unos brazos fuertes y amables que me acojan. ¿Te vale?. (...

De todo lo visible y lo invisible - Lucía Extebarría


Escucha... suena para tí

23 abril, 2006

Frutas y perales en flor...


...) Había mandarinas como bolas de fuego, manzanas llenas de lozanía con tintes de rosa; peras amarillas tan suaves como la seda; uvas blancas con reflejos de plata y un gran racimo de rojas, tan intensas que parecían moradas. Éstas las había comprado para que entonaran con la nueva alfombra del comedor. Sí, tal vez pareciera algo absurdo y rebuscado, pero no era otra la razón de haberlas elegido. En la frutería había pensado: "Tengo que llevarme un racimo de uvas rojas para que en la mesa haya algo que recuerde la alfombra". Y en aquel momento esta idea le pareció muy razonable.(...


Las ventanas del salón se abrían a un balcón sobre el jardín. Al fondo, cerca de la tapia, un alto y esbelto peral, totalmente en flor, se erguía magnífico y sereno recortado en el cielo verde jade. Berta veía, a pesar de la distancia, que no tenía ni una flor ni un solo pétalo marchito. Más abajo, en los arriates, los tulipanes rojos y amarillos parecían apoyarse en la oscuridad. Un gato gris, arrastrando el vientre, se deslizaba a través del césped, y otro negro -como su sombra- le seguía.


Y las dos mujeres juntas contemplaron el esbelto árbol en flor. Lo vieron como la llama de una vela que se alargaba en punta, temblando en el aire tranquilo. Y mientras lo miraban les pareció que crecía más y más, casi hasta tocar el borde de la luna plateada.
¿Cuánto tiempo estuvieron así? Fue como si ambas hubieran sido aprisionadas por aquel círculo de luz sobrenatural; como si fueran dos seres de otro planeta que, perfectamente compenetrados, se preguntasen lo que estaban haciendo en este mundo, yendo como iban cargadas con aquel tesoro de felicidad que ardía en sus pechos y caía hecho de flores de plata de su cabeza y de sus manos.(...

Felicidad - Katherine Mansfield


Escucha... suena para tí


22 abril, 2006

Playa negra...


...) Salieron de la ruta principal por un desvío y enseguida, tras uns curva, apareció ante ellas toda la belleza.
Habían llegado a Puerto Viejo. Un escalofrío recorrió la espalda de Ariadna. ¡Por fín!
Puerto Viejo la esperaba con su playa de arena negra, metálica, con brillos de cobre, en pelea de olas con el mar azul, en cuyo movimiento se daban todos los posibles tonos que se multiplicaban en encajes bordados y cambiantes de espuma blanca. Playa negra única, pues toda la costa es blanca y coralina. Playa negra cual amenaza inexplicable... como para alejar a los tímidos ya los buscadores insensatos de rutinas. (...

Pura vida - José María Mendiluce


Escucha... suena para tí

20 abril, 2006

Vivir aislados...


...) Sí, en el mar del vivir aislados, con resonantes estrechos que nos separan, punteando el acuático páramo sin costas, nosotros, millones de mortales, vivimos solos.
Las islas sienten cómo las corrientes las unen, aprendiendo los eslabones que sin fin las atan. Pero cuando la luna alumbra los vacíos, y un bálsamo primaveral las barre, en los collados ruiseñores cantan divinamente bajo noches estrelladas, y primorosos acordes vierten a través de ruidos y canales, de orilla a orilla. Entonces una nostalgia como desesperación llega hasta las cavernas más apartadas, porque, seguramente, entonces se presiente que parte fuimos de un solo continente.
Hoy la llanura acuosa, rodeándonos se extiende; ¡ay! si pudieran nuestras márgenes de nuevo encontrarse.
¿Quién dispuso que este fuego de ansias debiera enfriarse tan pronto como se inflama? ¿Quién devuelve vacío tan hondo deseo? Un dios ordenó tanta separación, un dios, y entre orillas impuso el salado, insondable mar que nos aparta.(...

A Margarita... - Matthew Arnold


Escucha... suena para tí

18 abril, 2006

Escamas...


Con el sol y la sal de unas lágrimas que no se quieren marchar de los párpados, veo, entre las pestañas, privilegio infinito de los que sueñan sin esperanza, el brillo irisado de las escamas de los peces...

Luces - Mónica Fernández-Aceytuno



Escucha... suena para tí

16 abril, 2006

Cambios...

(...) Por eso es tan importante dejar que ciertas cosas se vayan. Soltar. Desprenderse. La gente tiene que entender que nadie está jugando con cartas marcadas, a veces ganamos y a veces perdemos.
No esperes que te devuelvan algo, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor.
Cerrando ciclos. No por orgullo, por incapacidad o por soberbia, sino porque simplemente aquello ya no encaja en tu vida. Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo. Deja de ser quien eras y transfórmate en quien eres. (...)

El Zahir - Paulo Coelho


Escucha... suena para tí

Nadie cambia...


...) Y coraje para no implicarse en una relación aunque amen a ese hombre. Esto es duro ya que si se ama a un hombre se tiende a mantener una esperanza, y es habitual escuchar "cambiará, luego será diferente, mi amor superará todas las dificultades…", pero el amor no cambia a nadie. (...

Amores que matan - Vicente Garrido

Escucha... suena para tí

07 abril, 2006

Al besar sus labios...


(...) Al besar sus labios, (pues hallé tal gracia) creí oler un jardín de dulces flores: que delicados aromas esparcen en su torno para que las damas de sus amantes la cámaras decoren.Sus labios olían como los alhelíes, sus mejillas frescas como rosas rojas, sus cejas de nieve como capullos de campánulasus ojos amados como templados claveles. Su regazo hermoso como un lecho de fresas, su cuello, como un ramo de aguileñas, sus pechos, como azucenas antes de nacer las hojas, sus pezones como jazmines jóvenes floridos. Tan fragantes flores dan los armónicos olores, pero su dulce aroma a todas excedía. (...)

Al besar sus labios -
Edmund Spenser


Escucha... suena para tí

05 abril, 2006

Presos...


...) El sufrimiento es uno. Se habla de sufrimiento como se habla del placer, pero se habla de ellos cuando ya nos dominan. Cada vez que entran en nosotros, nos sorprenden como una sensación nueva y tenemos que reconocer que los habíamos olvidado. Son diferentes porque nosotros también lo somos: les entregamos cada vez un alma y un cuerpo modificados por la vida. Y sin embargo, el sufrimiento no es más que uno. No conoceremos de él, como no conoceremos del placer, más que algunas formas, siempre las mismas, de las que estamos presos. (...

Alexis - Marguerite Yourcenar


Escucha... suena para tí

03 abril, 2006

Entre las olas...


...) Como un incendio al aire desatado o una flor suspensa sobre el agua, en lenta conjunción nuestros desnudos abren el cauce del deseo desbordándose en alas y gemidos de silencioso aroma; encienden sobre el tacto un suave mar que inunda con sus trémulas olas palpitando a través de la piel, acumuladas bajo el húmedo aliento de los labios y este duro anegarse en humo o en temblor surgido desde el sueño, como eterna marea que consume el herido temor donde flotamos. Cerca mi cuerpo al tuyo dolorido, cíngulo ardiente que a tu carne ciñe volcándola hacia el vuelo de mi mano al tacto deslizada, ola, caricia o llama sobre el silencio de tu piel, en esta soledad de nuestro lecho. (...

Amor entre ruinas - Alí Chumacero


Escucha... suena para tí

01 abril, 2006

Amor filtrado...


...) Todos los días recorre a pié varios kilómetros de una finca a otra, "que hay que ver los gramiles, los cepos", le dice a su mujer con dulzura para sacarla de casa. Y aunque truene y aunque llueva y aunque sople el noroeste, no deja de salir, ni deja a su mujer sola: necesita andar. Está enferma. Por eso la lleva de la mano como a una niña, mientras se le filtra el amor como agua de lluvia por los ojos si la mira, por la piel si la toca. (...

El señor de los topos - Mónica Fernández-Aceytuno


Escucha... suena para tí

24 marzo, 2006

Amar el pasado...


...) Por la espesura de bayas y las islas de juncos, como a través de un mundo que sólo fuera cielo, oh firmamento invertido, la barca de nuestro amor se deslizaba. Radiantes como el día eran tus ojos, radiante la corriente fluía y era radiante el alto cielo. Días de abril, aires del Edén... Cuando murió la gloria en el dorado crepúsculo, brillante ascendió la luna, y llenos de flores al hogar regresamos. Radiantes fueron tus ojos esa noche, habíamos vivido, oh amor... Oh amor mío, habíamos amado.
Ahora el hielo aprisiona nuestro río, con su blancura cubre la nieve nuestra isla, y junto a la lumbre invernal Joan y Darby dormitan y sueñan. Sin embargo, en el sueño, fluye el río y la barca del amor aún se desliza... Escucha el sonido del remo al cortar sus aguas.
Y en las tardes de invierno cuando la fantasía sueña en el crepitar de la chimenea, en sus oídos de viejos enamorados el río de su amor canta en los juncos.
Oh amor mío, ama el pasado, pues en algún día fuimos felices y algún día nos amamos. (...

Algún día nos amamos - Robert Louis Stevenson


Escucha... suena para tí


23 marzo, 2006

Paulatina quietud...


...) Más que de anochecer, el cielo se diría propio de uno de esos diciembres del norte, cuando el día amanece para dar apenas paso al crepúsculo, a la larga noche.
La brisa se había calmado paulatinamente, como paulatinamente se pierden los rojos y oros de las hojas en el curso del otoño y se despojan las ramas. Esas ramas grises en las que la brisa suena más limpia y fluida, inmóviles casi a su paso las afiladas puntas. Unas puntas que se hincharán al filo del invierno para irse abriendo al tibio sol de la tarde cuando el invierno se llame primavera; según los campos adquieran una pátina color caramelo y un plumón amarillo y rosa los árboles. Brotes que reventarán en pegajosos carmines y dorados, si carmines y doradas fueron las hojas caídas. Carmín donde hubo carmín y dorado donde hubo dorado; efímera recuperación de las tonalidades perdidas, vigentes tan sólo hasta que prevalezcan los verdes, hasta que los verdes se sumen a los verdes y terminen por imponerse en la espesa fronda. Ese entramado que forman las copas de los árboles al integrarse las unas en las otras. La fronda que la brisa infla y matiza al caer la tarde, soplo vivo lo que fue silbido yerto cuando era invierno y la misma brisa de la tarde sonaba en las ramas desnudas. Una brisa que se irá aquietando según oscurezca, de abajo a arriba, de las raíces a las hojas y por orden de tamaño, empezando por los arbustos y acabando por los árboles, vides, avellanos, laureles, robles, hayas, tilos y, por último, los altos álamos.
Una paulatina quietud, una paulatina oscuridad, un paulatino silencio que los pájaros harán definitivo al callarse de súbito. (...

Antagonía - Luis Goytisolo



Escucha... suena para tí

20 marzo, 2006

Date prisa en volver...


...) Pienso en que hace dos meses discurríamos aún gravemente, vagabundeando a orillas del Marne, sobre la redención del mundo por la ciencia, por el arte, ¡Por no sé que más! ¡Oh no es que me ría, ten la seguridad! El arte conserva un puesto de honor en mi espíritu, aún le pido entusiasmos, consuelos y precisiones; en cuanto a la ciencia, le voy a consagrar mi vida; pero sin retórica.(...

...)No me falta, sin embargo, valor. ¡Al contrario! Porque amigo mío, en mi corazón se ha producido una gran revolución. Hace quince días estaba completamente desesperado. Y, ahora, todo ha cambiado. ¿Cómo? No podría explicarlo. ¡Quiero vivir! ¡Quiero vivir para mí! ¡Quiero amar! ¡Gozar de la belleza del mundo! Quiero salvarme yo sólo. En fin, tengo todo un programa que comprende tres partes esenciales.La primera concierne al amor; la segunda a la libertad; la tercera, a la gloria. Te lo explicaré todo cuando vuelvas. Se me ha vuelto a apagar el fuego. El petróleo mengua en el quinqué. No quiero comenzar un siglo, el siglo maestro, con una mecha que humea, y cenizas frías en mi primer hogar. Date prisa a volver a mis brazos.(...

A la vista de la tierra prometida - Georges Duhamel



Escucha... suena para tí

16 marzo, 2006

Acuérdate de mi...


...) Si yo tus alas invisibles veo, te llevo dentro del alma, estás conmigo. Tu sombra soy y donde vas te sigo, de tus huellas en pos. Y en vano intentas que mi nombre olvides, nacieron nuestros almas enlazadas y en el mismo crisol purificadas por la mano de Dios.
Tu eres la misma cual otros días, suspéndanse tus lazos de mi cuello; veo tu rostro apasionado y bello mirarme y sonreir. Aspiro de tus labios el aliento como el perfume de claveles rojos, y brilla siempre en tus azules ojos mi sol, mi porvenir.
Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido, mi nombre está en la atmósfera, en la brisa y ocultos a través de tu sonrisa lágrimas de dolor. Pues mi recuerdo tu memoria asalta, y a pesar tuyo por mi amor suspiras, y hasta el ambiente mismo que respiras te repite ¡mi amor!
¡Oh! Cuando vea en la desierta playa, con mi tristeza y mi dolor a solas el vaiven incesante de las olas me acordaré de ti; cuando veas un ave solitaria cruzar el espacio en moribundo vuelo, buscando un nido entre el mar y el cielo... acuérdate de mi. (...)


Acuérdate de mi - Carlos Augusto Salaverry


Escucha... suena para tí


14 marzo, 2006

Siempre despidiéndose...


...) Hay que decir adiós a quien siempre se despidió, porque se pasó la vida despidiéndose. Nunca lo hizo de un modo sentimental, apenas dolorosamente; se despedía siempre con la exactitud de un cronista que atrapa el pasado, porque quiere la realidad presente, el germen del futuro. Esta búsqueda del tiempo perdido que ha sido siempre una parte esencial del escritor: arrebatar al olvido lo que nos pertenece, atrapar otra vez el vértigo de lo que hemos vivido, mirar hacia el pasado invisible para hacerlo transparente.(...)

Adiós a Musil - Hermann Broch


Escucha... suena para tí

12 marzo, 2006

Acariciando hojas...


(...) Fuí al sendero y pasé la mano por las hojas que tú habías tocado. Me llevé una mágica impresión al descubrir lo diferentes que eran de las que no habías rozado. Había un fulgor, una especie de combustión en mis dedos, al pasarlos por el borde de aquellas hojas húmedas. (...)

Amor perdurable - Ian McEwan


Escucha... suena para tí


09 marzo, 2006

Preparar el corazón...


(...) El principito volvió al día siguiente...
Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la feliçidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón... (...)

Le petit prince - Antoine de Saint-Exupéry



Escucha... suena para tí


04 marzo, 2006

Ese no sé qué...


Ni por gracia y hermosura
yo nunca me perderé.
Sino por un no sé qué...
que se halla por ventura.

Elogio del encuentro - Juan de la Cruz


Escucha... suena para tí

02 marzo, 2006

Dos pequeñas olas...


Demonios y maravillas.
Vientos y mareas...
A lo lejos ya el mar se ha retirado
y tú...
Como un alga dulcemente acariciada por el viento,
en las arenas del viento te agitas entre sueños...
Demonios y maravillas.
Vientos y mareas...
A lo lejos ya el mar se ha retirado,
pero en tus ojos entreabiertos
han quedado dos pequeñas olas...
Demonios y maravillas.
Vientos y mareas...
Dos pequeñas olas... para ahogarme.

Jacques Prévert



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23 febrero, 2006

El silencio de las sirenas...


(... El canto de las sirenas lo traspasaba todo, la pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones mas fuertes que mástiles y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien quizá alguna vez, algo había llegado a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo de cadenas. Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas con inocente alegría.
Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto... Su silencio.
No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio.
(...)
Ulises, no oyó el silencio. Estaba convencido de que ellas cantaban y que sólo él se hallaba a salvo. Fugazmente, vió primero las curvas de sus cuellos, su respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos. Creía que todo era parte de la melodía que fluía sorda en torno de él. El espectáculo comenzó a desvanecerse pronto; las sirenas se esfumaron de su horizonte personal, y precisamente cuando se hallaba más próximo, ya no supo mas acerca de ellas.
Y ellas... más hermosas que nunca, se estiraban, se contoneaban. Desplegaban sus húmedas cabelleras al viento, abrían sus garras acariciando la roca. Ya no pretendían seducir, tan sólo querían atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises. Si las sirenas hubieran tenido conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas permanecieron... y Ulises escapó.
(...)

La tradición añade un comentario a la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino, que incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más que esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera a modo de escudo (...)

El silencio de las sirenas - Franz Kafka



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19 febrero, 2006

El olvido...


(...)
La borró de la fotografía de su vida no porque no la hubiese amado, sino, precisamente, porque la quiso. La borró junto con el amor que sintió por ella. La gente grita que quiere crear un futuro mejor, pero eso no es verdad, el futuro es un vacío indiferente que no le interesa a nadie, mientras que el pasado está lleno de vida y su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo. Los hombres quieren ser dueños del futuro sólo para poder cambiar el pasado. Luchan por entrar al laboratorio en el que se retocan las fotografías y se rescriben las biografías y la historia.
(...)
El libro de la risa y el olvido - Milan Kundera


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14 febrero, 2006

Ve a donde el corazón te lleve...


(...Cada vez que te sientas extraviada, confusa, piensa en los árboles, recuerda su manera de crecer. Recuerda que un árbol de gran copa y pocas raíces es derribado por la primera ráfaga de viento, en tanto que un árbol con muchas raíces y poca copa a duras penas deja circular la savia. Raíces y copa han de tener la misma medida, has de estar en las cosas y sobre ellas: sólo así podrás ofrecer sombra y reparo, sólo así al llegar la estación apropiada podrás cubrirte de flores y de frutos. Y luego, cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad que respiraste el día que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aun. Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve...)

Donde el corazón te lleve - Susanna Tamaro



Escucha... suena para tí

27 enero, 2006

Sin más...


Todos estos fragmentos literarios están aquí porque los selecciono cuando me gustan y quiero tenerlos visibles para releerlos facilmente siempre que me apetezca; lo mismo que las fotos o los cuadros. Igual lo haría con la música si supiera (ojalá) incluirla en los post.
No me interesa comentarlos, no es mi intención demostrar erudición haciendo comentarios de texto. Quiero tenerlos, verlos, disfrutarlos y mostrarlos a quienes los quieran ver, dándoles así, a los que vienen, la oportunidad de hacerlo si les apetece, o tan solo leerlos y si les interesa alguno, puedan tener la oportunidad de un momento de reflexión o disfrute.
Al fin y al cabo ¿qué es un blog?, supongo que será lo que cada uno pretenda.
Para unos, lucimiento personal, para otros el alimento de su ego ya que las lisonjas se reparten por doquier.

Para otros... la oportunidad de entrenar su capacidad creativa, otros para hacer amigos. Otros, para crítica o denuncia.
Algunos lo usan como diario. Otros, para gritar sus frustraciones o miedos. En fin... allá cada cual y que cada uno cubra sus expectativas como mejor le venga.
Todos somos soberanos en cuanto a nosotros mismos.

19 enero, 2006

Ni a donde, ni de donde...


Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
¡Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...

Cantos de vida y esperanza - Ruben Dario


Escucha... suena para tí

24 diciembre, 2005

Nostalgia...


(...) Pensó que cuando se está verdaderamente solo es el momento de medirse con el yo hegemónico que quiere imponerse en la cohorte de las almas. Y aunque pensó en todo ello no se sintió tranquilo, sintió en cambio una gran nostalgia, no sabría decir de qué, pero una gran nostalgia de una vida pasada y una vida futura. (...)

Sostiene Pereira - Antonio Tabucchi


Escucha... suena para tí

19 diciembre, 2005

Miedo...


(... Miedo a perderse ambos
vivir uno sin otro:
miedo a estar alejados
en el viento en la niebla
en los pasos del día
en la luz del relámpago
en cualquier parte. Miedo
que les hace abrazarse
unirse en este aire
que ahora juntos respiran.
Y se buscan y buscan
esa flor instantánea
que cuando se consigue
se deshace en un soplo
y hay que ir a encontrar otras
en el jardín umbrío.
Miedo; bendito miedo
que propicia el deseo
la agonía y el rapto
de los que mueren juntos
y resucitan luego. ...)

Esa flor instantánea - José Agustin Goytisolo


Escucha... suena para tí

22 noviembre, 2005

Mi paseo...

(...Lo que se ha perdido, lo que se debería haber perdido, lo que se ha conseguido y ha satisfecho por error, lo que amamos y perdimos y, después de perderlo, vimos, amándolo por haberlo tenido, que no lo habíamos amado; lo que creíamos que pensábamos cuando sentíamos; lo que era un recuerdo y creíamos que era una emoción.
Y el mar en todo, llegando allá, rumoroso y fresco, del gran fondo de toda la noche, a agitarse fino en la playa, en el decurso nocturno de mi paseo a la orilla del mar. ...)

Lo que se ha perdido - Fernando Pessoa

14 octubre, 2005

Como alas...

(...) Llegó a mi noche y la removió con sus alas espesas. Entonces quedó partida en dos: una suya y otra desvelada. Estos ojos por los que nunca cruzaron mejores pájaros, se abrieron para coger su figura; pero él no estaba fuera de la vigilia; así que los cerré -viéndole- en un resplandor que olía a hierba soleada.

(...)
Nada me anunció; fué conmigo al hallazgo lúcido de las cosas. Y en la primera oscuridad madura, hermanos ya nuestros cabellos, me reveló su figura; el cuerpo perfecto de tácita forma. Por ello amo la noche, cima donde se me da su gracia. Ni desnudez ni ropaje. El llega a las cuevas de mi corazón alargando las galerías redondas de mis ojos. Yo le penetro como espada suya a cambio de la claridad con que él me traspasa. (...)

El arcángel - Carmen Conde


Escucha... suena para tí

18 septiembre, 2005

Quien supiera...


(...) La gente aspira a encontrar su otra mitad en su ciudad, en su barrio, y hasta en su calle; no sé cómo no la buscan en su cama. Y no es así: cerca nos tropezamos con los humildes premios de consolación. Las medias naranjas verdaderas están lejos casi siempre y son costosas. Lo que hemos de pedir, además de encontrarlas, es que el hallazgo no se produzca demasiado tarde.

(...)
La pasión turca - Antonio Gala

20 agosto, 2005

Ideales...


(...Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes las alas hacia tal excelsitud, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para grandes acciones. Custódiala ; si la dejas apagar no se reenciende jamás. Y si ella muere en ti, quedas inerte: fría bazofia humana. Sólo vives por esa partícula de ensueño que te sobrepone a lo real.
(...)
Todos no se extasían como tú, ante un crepúsculo, no sueñan frente a una aurora o cimbran en una tempestad ; ni gustan de pasear con Dante, reír con Moliére, temblar con Shakespeare, crujir con Wagner ; ni enmudecer ante el David, la Cena o el Partenón. Es de pocos esa inquietud de perseguir ávidamente alguna quimera, venerando a filósofos, artistas y pensadores que fundieron en síntesis supremas sus visiones del ser y de la eternidad, volando más allá de lo real. Los seres de tu estirpe, cuya imaginación se puebla de ideales y cuyo sentimiento polariza hacia ellos la personalidad entera, forman raza aparte en la humanidad: son idealistas.Definiendo su propia emoción, podría decir quien se sintiera poeta: el Ideal es un gesto del espíritu hacia alguna perfección. (...)

El hombre mediocre - José Ingenieros


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07 julio, 2005

El encuentro...


(... Toda historia, creíble o no, necesita un comienzo. No es así en la vida real, donde nada empieza ni termina nunca, simplemente sucede, donde las causas y los efectos se encadenan de tal modo que para explicar debidamente el encuentro casual de dos desconocidos, un sueño o una guerra entre naciones, uno debería seguir su rastro hasta el origen del mundo, pero es así en los libros, o al menos estamos acostumbrados a que sea así. ...)

El evangelio segun Van Hutten - Abelardo Castillo


Escucha... suena para tí


21 junio, 2005

Rincones de la memoria...


(... Fue el principio del fin, la iniciación del largo e interminable adiós en que a partir de entonces, se convirtió mi vida. Como la luz del sol, cuando se abre una ventana después de muchos años, rasga la oscuridad y desentierra bajo el polvo objetos y pasiones ya olvidados, la soledad entró en mi corazón e iluminó con fuerza cada rincón y cada cavidad de mi memoria. ...)

La lluvia amarilla - Julio Llamazares


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29 mayo, 2005

Dulce ser...


(... Nada se pierde, dulce ser, nada se pierde nunca, no se agota la palabra no dicha, más se escucha. Permanece la música que manda el silencio, el eco está por doquier, pájaro que llamar nadie sabe. ...)

Eco - Lawrence Durrel


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30 abril, 2005

Hojas de ruta...


(...Seguramente hay un rumbo, posiblemente y de muchas maneras personal y único. Posiblemente haya un rumbo, seguramente y de muchas maneras el mismo para todos. Hay un rumbo seguro y de alguna manera posible.
(...)

De manera que habrá que encontrar ese rumbo y empezar a recorrerlo. Y posiblemente habrá que arrancar solo y sorprenderse al encontrarlo, más adelante en el camino, a todos los que seguramente van en la misma dirección.

Este rumbo último, solitario, personal y definitivo, sería bueno no olvidarlo, es nuestro puente hacia los demás, el único punto de conexión que nos une irremediablemente al mundo de lo que es.

Llamemos al destino final como cada uno quiera: felicidad, autorrealización, elevación, iluminación, darse cuenta, paz, éxito, cima o simplemente final ... lo mismo da. Todos sabemos que arriba con bien allí es nuestro desafío. ...)

El camino del encuentro - Jorge Bucay


Escucha... suena para tí


05 abril, 2005

Emociones...


(... Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillas en nuestro interior, no las podemos encender solos, necesitamos oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender una de las cerillas. Por un momento, nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. ...)

Como agua para chocolate - Laura Esquivel

20 marzo, 2005

Soñar...


(...Alguien dijo que había ciudades para soñar al otro lado de las montañas. No dijo si estaban suspendidas en el aire, sumergidas en las lagunas, o perdidas en el corazón del bosque. Los que allá fueron nada encontraron, ni altas torres ni jardines ni mujeres hilando en el atrio, ni un muchacho aprendiendo a tocar la gaita. Solo yo traje algo para seguir soñando algo visto y no visto en la niebla de la mañana, algo que era una flor o un mirlo de oro o un pie descalzo de mujer, un sueño de otro que se ponía a dormir en mi, echado en mis ojos, pidiéndome que lo soñase mas allá de las montañas, donde no hay ciudades para soñar. Y ahora mi oficio es soñar, y no se si soy yo quien sueño, o es que por mi sueñan campos, miradas azules, palomas que juegan con un niño, o una mano pequeña y fría que me acaricia el corazón. ...)

Al otro lado de las montañas - Alvaro Cunqueiro

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